Un modelo práctico para incrementar mi auto-control

Por el Dr. Emilio Zermeño Torres

Se ha sugerido en artículos anteriores que si deseamos un control eficiente de nosotros mismos es preciso considerar no solo factores internos como las actitudes, los valores, las metas, la propia motivación etc. sino también los factores externos del medio ambiente que en forma importante contribuyen al control de sí mismo.El producto final del manejo de todas estas habilidades internas y externas es lo que denominamos fuerza de voluntad. En esta ocasión deseo explicar un sencillo modelo que te permitirá un manejo más exitoso de los factores externos y por ende, incremenes009tar tu fuerza de voluntad.

El modelo que nos ocupa esta fundamentado en el paradigma conductista que considera que el medio-ambiente cobra especial importancia en el control de sí mismo. Deseo enfatizar que el modelo está tan bien fundamentado científicamente, que por ello se habla de ingeniería conductual y de análisis experimental del comportamiento cuando se hace referencia a él. Existen tres pilares fundamentales de este modelo:
EA—-> C ——> EC

La parte medular del modelo es la C o comportamiento y desde esta perspectiva un comportamiento se refiere a cualquier acción que sea públicamente observable y cuantificable. Puede representar comer , hacer ejercicio, fumar, ingerir drogas, agredir a otros, etc. EA, estímulos antecedentes, representa cualquier situación medioambiental física, emocional, mental, social o biológica que sucede antes o durante el comportamiento y que, convirtiéndose en señal disparadora, hace más probable que dicho comportamiento ocurra. Se subraya que los estímulos antecedentes propician o hacen más probable que ocurra un comportamiento. EC, estímulos consecuentes, representa cualquier estímulo en forma de pensamientos, conductas de otros, verbalizaciones propias o de alguien, sentimientos de bienestar o satisfacción, gratificaciones sociales o materiales que ocurren después de un comportamiento y hacen que éste se fortalezca. Los estímulos consecuentes, en este sentido, determinan el comportamiento.

Analicemos en forma práctica el modelo considerando específicamente el comportamiento de fumar. Los EA (estímulos antecedentes) del fumar podrían ser un lugar en el que muchas personas en mi entorno se encuentra fumando, sentirme nervioso, triste o deprimido, que alguien con quien me encuentro socializando me ofrezca un cigarrillo, el simple pensar que se me antoja un cigarro, etc. Es decir, será mucho más probable que yo incurra en prender un cigarrillo si me lo ofrecen, si lo tengo a la mano, si me encuentro angustiado o preocupado, si veo que otros fuman etc. Los EC (estímulos consecuentes) pueden ser la sensación de aparente de calma o bienestar que me produce la inhalación de la nicotina, el sentimiento de agrado al «acoplarme» con otras personas, la creencia de que da estilo, caché o personalidad, o el que me evita ciertas sensaciones desagradables indicadoras de adicción a la nicotina. Todos estos estímulos pueden estar contribuyendo en fortalecer lo que conocemos como el hábito del fumar.

Ahora bien, ¿que ventajas me representa analizar de esta forma el comportamiento de fumar y su contexto? Pues sencillamente esto nos permite el manejo adecuado de cada uno de estos elementos, lo que finalmente se traduce en mayor fuerza de voluntad. Si yo realmente deseo dejar el cigarro podré hacerlo con mayor éxito si manipulo logísticamente los antecedentes de mi hábito del fumar, por ejemplo evitando las situaciones sociales en que se fuma; y controlando los consecuentes, por ejemplo, gratificándome explícitamente por cada disminución en mi frecuencia de fumar cigarrillos. Seguiré explicando estos conceptos en el próximo número de este rotativo.

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