Estrés Optimo
Por el Dr. Emilio Zermeño Torres

En ocasiones pasadas me he referido a varios aspectos importantes del estrés. Entre ellos he comentado los estragos en la salud y los altos costos que significa para la sociedad moderna el estrés individual y laboral mal manejado.

es006También expliqué que el estrés representa una fuerza inusitada en el organismo que bien manejada nos ayuda a sortear peligros y amenazas. Ciertamente, sin la fuerza que confiere el estrés, difícilmente podría un automovilista evadir obstáculos para impedir verse implicado en un accidente; sin estrés no hubiese podido el heroico soldado salvar los peligros para alcanzar el puesto de ataque del enemigo; sin estrés no hubiésemos respondido tan ágil y certeramente a los cuestionamientos del jurado calificador de nuestro examen profesional. Aún más, no nos hemos preguntado ¿porqué el atleta olímpico suele romper incluso su propio record justamente el día de la competencia olímpica final? ¿porqué no lo hizo en alguno de los 2000 días de práctica preparatoria para la olimpíada o incluso en las competencias eliminatorias del día anterior? ¿Porqué ese preciso día y momento? La respuesta se encuentra en el estrés.

El estrés bien controlado, dentro de ciertos límites, no solo nos permite resolver problemas, sino además hacerlo de la mejor forma posible. El estrés nos permite rendir con fuerza y ecientemente La clave está en que sepamos mantenerlo en el nivel óptimo y adecuado. Si el estrés no es lo suficientemente fuerte, carecemos de motivación y energía adecuada, pero si el estrés es demasiado elevado o sobre pasa los límites óptimos, nuestro rendimiento se deteriora y nuestro comportamiento se desorganiza. Es en este momento cuando el joven estudiante se bloque en un examen o el deportista es sobrepasado por sus nervios, conduciéndolos a un pobre rendimiento.

Ahora bien, hemos mencionado el «nivel óptimo» de estrés, pero ¿cual es precisamente ese nivel óptimo? Es imposible dar parámetros generalizables para todos los individuos, pues éste variará según entren en consideración ciertas variables. Por ejemplo, un factor muy importante es la personalidad de individuo. Existen personalidades más proclives o sensibles al estrés. En general la personalidad introvertida es considerada más vulnerable al estrés. Su sistema nervioso es más permeable a estresores (se saturan fácilmente ante ruidos o estímulos exacerbados), su condicionabilidad es más rápida (más fácilmente pueden adquirir miedos a través del condicionamiento tipo Pavlov), y su socialización es más intensa. Por ejemplo, un introvertido es por lo general más escrupuloso en la observación de normas, leyes u ordenamientos o principios religiosos.tex002

Otro factor que puede elevar la propensión a reaccionar con un estrés extremo es el acumulamniento de estresores o nimiedades. Si una persona desde que amanece es expuesta a pequeños estresores, por pequeños que éstos sean, terminará acumulándolos y finalmente, llegada la gota que derrama el baso, explotará con un fuerte estrés.

El nivel «óptimo de estrés» también será determinado por la relación que exista entre la dificultad de la tarea y el grado de estrés que en un momento dado experimente el individuo. Entre más difícil una tarea (por ejemplo un examen), menos tolerancia al estrés del individuo; y entre más fácil una tarea, mayor podrá ser el nivel de estrés del individuo para poder realizarla eficientemente.

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