Varias veces me he preguntado como llevar una vida santa estando en la universidad. Una vida en gracia, esto es participando de la vida que solo Dios puede darnos. Dice el apóstol Pablo que no hay santidad sin renuncia ni sin combate espiritual y estoy muy de acuerdo, también creo que conocer nuestra persona y nuestra personalidad hace más tangible la opción de renunciar. Pues a que voy a renunciar si no conozco mis debilidades y mis fallas, contra que va a combatir mi espíritu si no soy capaz de ver mi propia oscuridad. Y creo que este diplomado en Inteligencia emocional me ha ayudado a vislumbrar las áreas que necesito fortalecer en mi persona para ser más integro, más humano y al mismo tiempo más espiritual y consiente.

Les cuento una pequeña anécdota de como entre al diplomado: Había salido del seminario en junio y estaba yendo a misa de 7 de la mañana en el Sagrado Corazón de Jesús y ahí fue donde vi el cartel del diplomado y me llamo la atención pero no pensé en hacerlo, pasaron varias semanas y seguía viendo los carteles en varios lugares a donde iba, sentía que era una señal para que investigara más; hasta que un día, faltando una semana para que empezará el diplomado fui a misa en San Felipe donde sirvo en el altar, deje mi mochila sobre una mesa, cuando ya se había terminado la misa tome mi mochila y vi el anuncio del diplomado, fue en ese momento cuando supe que lo tomaría. Fue como un mensaje de Dios! Esta experiencia me ha regalado varias cosas, entre ellas a los mejores amigos que he conocido: Refugio, Karla y Vero alias las “comas”, con los me he divertido muchísimo e incluso viajado. También me regalo a una persona muy sabia apodada el “doc”, que con su testimonio ha motivado nuestras vidas. Pero el mejor regalo que me dio este diplomado es verme consciente de mi nada y de mi necesidad de Dios para sanar las heridas del pasado, para poder ser una persona íntegra y tener las herramientas que me van a ayudar a pelear las batallas que vienen, y nótese que no digo ganar las batallas, pues aquí aprendimos que lo importante no es llegar sino el camino en sí, lo importante no es siempre salir victorioso, sino siempre haber dado lo mejor de si mismo, luchar hasta el ultimo momento de la vida y ser feliz en el proceso.

Gracias a los compañeros de la mañana por compartir conmigo sus experiencias y permitirme ver la vida desde sus puntos de vista, no me queda más que desearles mucho éxito en la vida y una feliz navidad, llena de paz y de inteligencia emocional.