Cómo crear la felicidad II: promoviendo el bienestar integral

Por el Dr. Emilio Zermeño Torres

Como he venido publicando en una serie de artículos sobre la felicidad, existen muchas formas de alcanzarla y precisamente una de las más seguras es crearla uno mismo, desde dentro del propio ser.fe004Ya he enfatizado que la actitud ante sí mismo y ante todo lo que rodea al ser humano y le sucede, es el factor que matiza el grado de felicidad o infelicidad alcanzado. Es más fácil alcanzar la felicidad, si esa actitud es positiva y esperanzadora que si es negativa, pesimista y derrotista. Y una forma de facilitar enormemente una actitud positiva en la vida es mediante la promoción del bienestar integral de la propia persona.

Bienestar integral significa no solo experimentarse libre de dolencias corporales, sino además experimentarse sano, fuerte y vigoroso; experimentarse anímicamente optimista, tranquilo y en armonía con sigo mismo y el mundo circundante. Es importante considerar que psique y soma (mente y cuerpo) son estructuras íntimamente hermanadas y engarzadas entre sí, de modo tal que sólo es posible dividirlas conceptualmente, pero que fenomenológicamente conforman un solo ser denominado ser humano. Esta concepción monista, en contraposición a la dualista, tiene implicaciones profundas en el bienestar humano. Significa que todo lo que ocurre al ámbito biológico del ser humano, tiene repercusiones en su psique y viceversa, todo lo que afecta psíquica y emocionalmente al ser humano, impacta su estructura biológica. Esta concepción nos permite explicar porqué la pérdida de un ser querido, sea ésta por muerte, abandono, divorcio, etc., es la causa número uno de problemas psicosomáticos como hipertensión arterial, migrañas, gastritis, colitis, etc. Aún más, los investigadores han descubierto que existe una relación directa entre el cáncer ginecológico y los sentimientos de pérdida experimentados por muchas mujeres meses antes del descalabro emocional. Al parecer el estrés emocional cobra tal magnitud, que inhibe el funcionamiento del sistema inmunológico, propiciando así la proliferación de células cancerígenas. Igualmente, podemos decir que siempre que ocurre algún acontecimiento como un trauma físico en el ámbito biológico del ser humano, habrá afecciones en su psique. Precisamente de la fuerte experiencia de un accidente automovilístico, pueden derivarse una gran variedad de problemas psicológicos como fobias, angustias, inseguridades etc. Nótese que esta relación recíproca entre soma y psique puede desencadenar tanto un círculo vicioso, que lleva al hombre a mayor insatisfacción y por tanto a más infelicidad, como también un círculo virtuoso que lleva al hombre a mayor satisfacción y por tanto a mayor felicidad.

El bienestar integral se garantiza si se alcanza un adecuado control de las emociones negativas, en especial de aquellas como la angustia, la depresión, el estrés, el enojo, los celos, etc., que suelen provocar efectos devastadores. ¿Qué sucede en el ser humano cuando experimenta estas emociones? En general se suscita un disparo masivo de ciertas sustancias como la adrenalina y noradrenalina que reactivan y energetizan tanto la mente como el cuerpo. A su vez se da una tendencia de reacción refleja de huída o ataque. Es decir, el organismo se prepara a enfrentar biológica, motriz y psíquicamente algún acontecimiento real o que bien pudiera existir sólo en su mente o imaginación. Pero si el organismo se mantiene por largo tiempo en este estado de alertamiento y sobreactivación, puede sobrevenir el agotamiento, el deterioro de algún órgano biológico, o incluso la muerte. Es precisamente durante esta etapa de agotamiento cuando la persona se siente incómoda, desganada, angustiada, deprimida y por lo mismo se siente mal, se siente infeliz.

¿Cómo revertir o incluso prevenir este estado de desagrado o infelicidad? Bueno, pues mediante el uso de las técnicas aquí expuestas y en el caso que ahora nos incumbe, promoviendo el bienestar integral de la persona a través de estrategias como la relajación, técnicas de meditación, una dieta saludable, ejercicio físico consistente, relaciones interpersonales íntimas y saludables y mediante una organización y administración eficiente de la vida. En síntesis, todas estas técnicas tienen la virtud de provocar en el organismo la segregación de endorfinas, llamadas también drogas de la felicidad.

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