Como Crear la Felicidad III

Como Crear la Felicidad III

Por el Dr. Emilio Zermeño Torres

En mi artículo pasado mencioné la importancia de las actitudes y valoraciones en determinar la felicidad.Las personas suelen procesar todas las experiencias de su vida en forma de programas o fraseos internos, de modo que las nuevas experiencias son registradas e interpretadas automáticamente mediante estos programas. La codificación y decodificación de cualquier experiencia son hechas dentro de estos programas lo que implica que la persona tiende a interpretar las nuevas experiencias de acuerdo a los códigos ya establecidos. Si los códigos son optimistas y constructivos la perspectiva es también optimista y la persona se siente bien y actúa bien, pero si los códigos son pesimistas, su perspectiva es gris y se sentirá deprimida, rechazada o fracasada y por lo mismo se comportará en consecuencife005a.

Para lograr cambiar las actitudes y valoraciones sobre uno mismo, la vida y el futuro es preciso modificar este fraseo interno (códigos) y así las experiencias serán interpretadas en forma más realista y menos pesimista. Una forma de reconocer el estilo de codificación que uno mantiene es precisamente identificar este fraseo encubierto que a través de los años se ha convertido en automático. Así como aprendemos a conducir un vehículo, siendo en un comienzo totalmente conscientes de cada operación (de cómo inyectamos gasolina, presionamos el embrague y cambiamos la velocidad), y con el tiempo automatizamos estas operaciones haciéndolas prácticamente en una forma inconsciente, del mismo modo sucede con nuestras cogniciones. Se automatizan y posteriormente incluso no nos percatamos de su existencia y operacionalidad, y mucho menos de su influencia en nuestro estado de ánimo y en nuestros comportamientos.

Un paradigma muy sencillo desarrollado por Albert Ellis, el creador de la psicoterapia racional-emotiva, cobra pertinencia en este momento para explicar la influencia de las cogniciones o actitudes en los sentimientos y en el comportamiento. Ellis explica que todo se da en una secuencia de varios hechos automáticos: A»”B»”C»”D»”»”E.

A, puede representar cualquier suceso interpretado como nefasto en la vida, llámese muerte de un ser querido, despido del trabajo, divorcio, rechazo del ser amado o cualquier fracaso;

B, representa el cúmulo de verbalizaciones o fraseo interno que automáticamente matizan las actitudes, cristalizan en frases como «no sirvo para nada», «soy un fracasado», nadie me quiere», «estoy arruinado», «esto es lo peor que me pudo haber pasado», etc.;

C hace alusión a los síntomas o dolencias que el ser humano comienza a desarrollar como depresiones, problemas psicosomáticos (hipertensión arterial, migrañas, gastritis, colitis, etc.), angustias y demás problemas psicológicos que el ser humano puede desarrollar. Ahora bien, la tendencia automática de la persona cuando experimenta algún síntoma o problema indicados en C, es precisamente culpar a A. Es decir, «me siento triste, estoy deprimido o angustiado por culpa de A. Pero, como lo propone Ellis, yo me encuentro triste, deprimido o preocupado no por culpa de A, sino por culpa de B. Mis problemas corporales y psicológicos se deben precisamente a la forma como estoy valorando e interpretando A. Mientras siga considerando que «soy un fracasado», soy un perdedor o que el abandono del ser querido es irreparable, seguiré generando problemas (C).

Las aplicaciones de este modelo están representadas por los dos elementos restantes D y E. D representa los esfuerzos de la propia persona, o de un terapeuta, para cambiar las actitudes irracionales (en las propias palabras de Ellis) representadas en B. Si se logran modificar estas actitudes, o programaciones negativas que automáticamente aparecen ante los incidentes medioambientales, será más probable que aparezcan sentimientos positivos y el bienestar, y por ende la felicidad, representados en E.

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