Estrategias generales para controlar el estrés
Por el Dr. Emilio Zermeño Torres

Mencioné anteriormente que para lograr un control exitoso del estrés es necesario considerar al ser humano como una totalidad en la que sus estructuras biológicas trabajan totalmente hermanadas y coordinadas con sus estructuras conductual-motirces y sus estructuras cognitivas.

Mencioné en el artículo pasado que para lograr un control exitoso del estrés es necesario considerar al ser humano como una totalidad en la que sus estructuras biológicas trabajan totalmente hermanadas y coordinadas con sus estructuras psicológicas. Esto nos lleva a la consideración de que el implementar una técnica psicológica de control del estrés (sea ésta incluso excelente) tendrá solo resultados moderados, o quizá nulos, si no se toman en cuenta para ello los principales factores biológicos de la persona. Basados en esta premisa, podemos implementar técnicas de manejo del estrés manipulando cuatro variables importantes:es004

1 El estresor o medio ambiente

2 La conducta de la persona expuesta al estrés.

3 Las reacciones emocionales de la persona expuesta al estrés.

4 Las cogniciones o valoracionesText Box: de la persona expuesta al estrés.

Comentaré en esta ocasión algunas técnicas para el manejo del estresor o medio ambiente.

Resulta evidente que si alguna persona, circunstancia , lugar u objeto me provoca un estrés desmedido, lo práctico es evitarlos o sacarles la vuelta. Si esto lo permite el medio ambiente sin detrimento del rendimiento, asta estrategia puede ser en un momento dado la mejor solución para controlar exitosamente el estrés. Y esto es precisamente lo que intenta hacer el organismo cuando se ve confrontado ante un estímulo amenazante, aunque no siempre tiene la posibilidad de dar esta respuesta. Si caminando por el campo me sale al encuentro una serpiente daré probablemente un salto descomunal para evitar al ponzoñozo animal. Esta es la típica respuesta de evitación. Otros casos de evitación nos lo ejemplifican los pacientes obsesivo-compulsivos (como lavarse frenéticamente las manos o checar una y otra vez si realmente se cerró la llave del gas), conductas que son interpretadas por los psicólogos como conductas de evitación, evitación de morir intoxicado o de quedar gravemente contaminado. Un ejemplo en el ámbito biológico lo constituye el caso de un alimento que me provoca malestar estomacal. La solución es dejar de consumirlo para evitar el estrés que me reporta el organismo a través de dolores y malestares.

Sin embargo, la evitación de estresores no es en realidad una opción factible en nuestro mundo moderno. Mi organismo me estará exigiendo correr de un examen, pero la realidad es que no puedo hacerlo a no ser que elija peores consecuencias. Es más, mi cuerpo se encuentra biológicamente preparado para la huída (sudoración profusa, taquicardia, respiración agitada, tensiones musculares etc.), pero las circunstancias me dicen que no debo hacerlo. Y esta generación excesiva de energía es precisamente la que llega a provocar muchos trastornos corporales de estrés conocidos como «psicosomáticos» (dolores de cabeza, tensiones, taquicardias, hipertensión arterial, para citar algunos).

Una variante de la técnica de la evitación es escapar mentalmente de la situación. Por ejemplo, si existe una clase a la que yo no deseo asistir, a pesar de permanecer físicamente en ella, mi mente estará viajando por los lugares más placenteros sin si quiera atender lo más mínimo a la clase.

Desde otra perspectiva psicológica, una manera de intentar controlar el estrés a través de la evitación es mediante los llamados mecanismos de defensa. El individuo intenta autoengañarse acerca de la causa que le provoca el estrés, de tal forma que se reduce la ansiedad, la frustración y los conflictos. Para Freud este autoengaño es totalmente inconsciente. En artículos posteriores trataremos más específicamente sobre estos mecanismos.

Ya que no puedo evitar en muchas ocasiones el estímulo estresante, otra variante de esta técnica es hacer un manejo adecuado del medio ambiente. A esto le llamamos en psicología una reingeniería conductual, que consiste precisamente en reordenar el medio ambiente de modo de disminuir el impacto del estímulo estresante. Un buen comienzo para controlar exitosamente el estrés es ordenar adecuadamente mi medio ambiente y llevar una eficiente administración del tiempo. Esto implica hacer un horario de todas y cada una mis actividades y tratar de seguir lo más fielmente la rutina estipulada.

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